Extracto Sermon 98
Charles h. Spurgeon
“Mas
ellos, sin hacer caso, se fueron, uno
a
su labranza, y otro a sus negocios.”
Mateo
22:5.
Oh, hombre que me escuchas, tú menosprecias a Cristo, si lo colocas
en cualquier lugar, salvo en el centro de tu corazón! Aquel que da a Cristo
un poco de sus afectos, menosprecia a Cristo, pues Cristo quiere recibir
el corazón entero o no quiere recibir nada. Aquel que da a Cristo una
porción, y al mundo otra porción, desprecia a Cristo, pues cree que Cristo
no merece recibir la totalidad. Y, en tanto que dice eso, o piensa eso,
tiene pensamientos rastreros y malvados acerca de Cristo.
¡Oh, hombre carnal, tú eres medio religioso y medio profano; tú eres
algunas veces serio, pero con frecuencia eres frívolo; algunas veces eres
aparentemente piadoso, pero con frecuencia eres perverso, pues tú menosprecias a Cristo! Y, ustedes, que lloran el día domingo y luego regresan
a sus pecados el día lunes; ustedes, que ponen al mundo y sus placeres
por encima de Cristo, tienen menor estima por Él de la que merece;
y, ¿qué es eso sino desdeñarlo? ¡Oh!, te exhorto, amigo que me escuchas
esta noche, a que te preguntes si no eres ese hombre. ¿No menosprecias
tú mismo a Cristo? El hombre con justicia propia, que se coloca a sí
mismo como socio de Cristo en el asunto de la salvación, no obstante sus
buenas obras de hojarasca, es tal cabecilla entre los despreciadores, que
yo quisiera ponerlo en la picota en el propio centro de ellos, y pedirles a
todos los que son como él que tiemblen, para que no sean encontrados
ellos también menospreciadores de Jesús.
Además, menosprecia a Cristo quien hace una profesión de religión, y,
sin embargo, no vive de acuerdo con ella. ¡Ah, miembros de la iglesia, ustedes
necesitan una buena zarandeada!; tenemos ahora una inmensa
cantidad de cizaña mezclada con el trigo; y algunas veces pienso que tenemos
algo peor que eso. Tenemos algunas personas en nuestra iglesia
que no son tan buenas como la cizaña, pues no parecieran haber estado
cerca del trigo del todo; no son nada mejor que el tamo. Han entrado a
nuestras iglesias, justo igual que si hubieran entrado a una asociación
comercial, porque piensan que su negocio mejorará. Tomar el sacramento
proporciona respetabilidad a su nombre; haber sido bautizados o ser
miembros de una iglesia cristiana los vuelve estimables; y así, entran en
grandes cantidades en pos de los panes y de los peces, pero no en pos de
Jesucristo.
¡Ah, hipócrita, tú menosprecias a Cristo si piensas que Él es un pretexto
para allegarte riquezas! Si tú sueñas que has de poner montura y
freno a Cristo, y cabalgar hacia las riquezas en Él, cometes un grave
error, pues nunca tuvo la intención de llevar a los hombres a ninguna
parte excepto al cielo. Si tú supones que la religión tenía el propósito de
dar lustre a tu hogar, de alfombrar tus pisos y forrar tus bolsas, te has
equivocado grandemente. Tiene el propósito de ser provechosa para el
alma; y aquel que piensa usar la religión para su propia ventaja personal,
menosprecia a Cristo; y en el último día, este crimen le será imputado
en su contra: que le ha “menospreciado”; y el Rey enviará a sus ejércitos
para cortarlo en pedazos, entre aquellos que despreciaron a Su Majestad,
y no quisieron obedecer Sus leyes.
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